27 abr 2015

Father's Love

Hola Hola :D

Ya estoy de vuelta aquí en el blog y con las pilas recargadas, después del merecido descanso que me di por casi un mes, pero aún así con cuaderno y lápiz en mano, seguí trabajando en este serial.

Muchas gracias por el apoyo y por sus comentarios y debido a estos, pues a partir de ahora y debido a que hay muchos personajes pondré el nombre de cada personaje entre ** cuando empiecen sus partes, para que no se confundan y pues este fic va dedicado a mi hermosa amiga Mari, a quién espero ver pronto, espero les guste.




Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 5

*Kei*

Hoy era el gran día en el que posiblemente volvería a ver a aquel chico, que hacía un mes, me había quitado el sueño, anhelando fervientemente ver aquella sonrisa que tanto me había cautivado.

Me levanté más temprano de lo usual, bañándome enseguida para luego escoger  mi mejor ropa, mi mejor perfume y por último peinar muy bien mi cabello, no entendía por qué, pero quería lucir lo más guapo posible, solo para él.

Bajé hasta el comedor siendo observado por mi padre y mi hermano, quienes me miraban con cierta sorpresa, no es que nunca me mantuviera arreglado, sino que esta vez lo estaba más de lo usual, pero aun así no me dijeron algo al respecto.

Luego de desayunar me despedí con un abrazo de ellos y salí lo más rápido posible de allí, con mi corazón latiendo a mil por hora. Llegué a la universidad con la respiración agitada, de la ansiedad tan grande que tenía, no puede evitar correr desde la estación hasta aquí.

Caminé hasta llegar al edificio en donde tendría sus clases, realmente seguro de que allí lo encontraría y así fue, lo vi a lo lejos, mirando por todas partes como si buscara algo, hasta que mi corazón dio un vuelco al encontrarsen nuevamente nuestras miradas.

En ese momento, no muy consciente de lo que hacía, corrí hasta quedar frente a frente con él y dejándome llevar por mis impulsos lo abracé.

- Dai-chan, me alegra mucho verte – dije abrazándolo con fuerza.

- A mí también me alegra verte Kei – dijo correspondiendo cariñosamente a mi abrazo.
Nos quedamos así por un buen tiempo, importándome realmente poco lo que pensara la gente que caminaba a nuestro alrededor, dejándome embriagar de su dulce aroma.


*Daiki*

Me sentía tan feliz de tener a Kei tan cerca de mí, se veía mucho más guapo de lo que lo había visto la primera vez que nos vimos, haciendo que mi corazón latiera fuertemente y más al sentirlo en aquel abrazo que nos dábamos, pero como nada dura para siempre, nos tuvimos que separar, sintiendo aquel frío que tanto me molestaba, pero aun así no dejábamos de sonreír al saber que estábamos nuevamente juntos.

- ¿Cómo te ha parecido la Universidad? – Preguntó Kei al separarnos del abrazo.

- Es muy grande y muy bonita, aunque por poco y pierdo la primera clase ya que no encontraba el salón – dije avergonzado, temiendo que Kei pensara que era un tonto.

- Eso suele pasar mucho cuando eres primerizo, pero no te preocupes por eso – dijo brindándome una sonrisa al mismo tiempo que ponía una de sus manos en mi cabeza desordenando un poco mis cabellos.

- ¿Lo dices en serio? – Pregunté dudoso.

- Es más común de lo que crees, inclusive a mí que soy tan antiguo en esta Universidad, me ha pasado – dijo con total seguridad.

- No te creo – reí.

- Es verdad – dijo haciendo un puchero que se me hizo tan adorable – por cierto – dijo nerviosamente 

- ¿Tienes algo que hacer ahorita?

- Pues mi siguiente clase la tengo en quince minutos – dije con un tono algo triste, quería pasar mucho más tiempo con Kei.

- Y después de la clase que viene ¿tienes alguna más? – Preguntó.

- No, no tengo más por este día.

- Está bien, si quieres te acompaño al salón – dijo al mismo tiempo que tomaba mi mano y juntos caminamos hasta quedar frente al salón en el que tendría mi siguiente clase – ahí viene el profesor – dijo mirando a la persona que se acercaba con rapidez hacía nosotros.

- Yokoyama-kun, que gusto me da verte – dijo aquel hombre, quién hacía una pequeña reverencia.

- El gusto es mío Matsumoto-sensei – dijo reverenciándose Kei también, si no fuera porque en esos momentos me entero de que aquel señor es mi profesor, hubiese pensado que era un alumno más de ésta Universidad, ya que se ve bastante joven.

- Todos los profesores de la facultad de Arquitectura estamos ansiosos de ver tu proyecto de grado, sin duda será algo maravilloso, viniendo de ti – dijo alegremente.

- No es para tanto – rió Kei nerviosamente.

- Claro que lo es, no por nada eres el estudiante más destacado de la facultad – dijo con orgullo.

- Gracias Sensei, por cierto, te quiero presentar a un amigo – dijo Kei refiriéndose a mí.

- Mucho gusto, Matsumoto Jun – dijo sonriente.

- Maruyama Daiki – dije haciendo una reverencia.

- Al parecer Dai-chan será alumno tuyo este semestre, así que espero y no seas muy duro con él – dijo Kei burlonamente.

- ¿En serio? – Dije un tanto asustado.

- No te preocupes, Matsumoto-sensei es muy buena persona, hay profesores peores – dijo sin dejar de sonreír, eso no era muy alentador.

- Gra… gracias – dije nerviosamente.

- Hablando de clase, tengo que iniciar una ahora, así que con su permiso Kei, me retiro – dijo Matsumoto-sensei entrando de inmediato al salón.

- Yo te esperaré aquí afuera – dijo Kei besando mi frente, haciéndome sentir más nervioso de lo que ya estaba.

Entré al salón, buscando algún puesto que estuviera desocupado y me senté de inmediato en uno que quedaba frente al pizarrón, Matsumoto-sensei inició la clase con mucho entusiasmo. Al terminar, guardé mis libros en el bolso y como alma que lleva el diablo, salí del salón, encontrándome nuevamente con Kei, quién me estaba esperando, tal y como me lo había dicho.

- Muy bien – dijo al mismo tiempo que se levantaba del suelo, estirándose un poco – hoy pasaremos mucho tiempo juntos – dijo animadamente.

- ¿Y tú no tienes clase?

- La verdad es que no.

- ¿Entonces por qué viniste? – Pregunté sin entender por qué si no tenía que venir lo había hecho.

- Porque quería verte – dijo mirándome fijamente a los ojos, sintiendo como mi rostro se enrojecía al escuchar aquellas palabras.

Nos tomamos de las manos como en la primera vez y sin decirnos nada más, comenzamos a caminar, lentamente, sin prisa, disfrutando de la cercanía del otro, no sabía hacía dónde nos dirigíamos, pero sabiendo que iba junto con él, cualquier lugar sería perfecto.


*Yokoyama You*

Miraba con nostalgia la foto que tenía en mi mano, llegando a mi tantos recuerdos y también aquellos sueños que habíamos planeado juntos, los cuales nunca pudimos cumplir.

Lo último que había sabido de él, era que se había casado, pero a pesar de que yo tengo el dinero suficiente para saber diariamente sobre mi amado, no tenía el valor de hacerlo, de buscarlo, tenía miedo de saber que era feliz con otra persona que no era yo y eso era algo que no podía soportar.

Así que solo me quedaban los recuerdos que tenía junto con él, aquellos en los que éramos realmente felices y nos amábamos sin condición, pero la vida había sido tan cruel de separarnos, arrepintiéndome todos estos años de haberle tratado como lo hice la última vez que nos vimos.

- Quizás ya no me amas o tal vez ya ni te acuerdas de mí, pero yo todavía te amo y te pienso cada día de mi vida – dije para finalmente besar aquella foto en la que se hallaba su imagen.


*Hikaru*

Simplemente no entendía lo que me pasaba, desde aquella vez, ciertos aspectos en mi vida habían cambiado, como llegar temprano a clases y concentrarme más en mis estudios, solo por el simple hecho de tener mi mente ocupada, para no pensar en ese cuerpo que por más que intentaba olvidarlo, aquellas imágenes no salían de mi cabeza, llegando al punto de desear tocarlo, besarlo y llegando hasta el punto de querer masturbarme, pero no, no podía hacer eso, yo soy un hombre y cómo tal me gustan las mujeres.

- Buenos días, Murakami-kun – dijo de repente mi gran tormento, que por desgracia, se sentaba al lado mío, haciendo cada vez más difícil el controlar mis hormonas, aunque no habíamos hablado sobre lo sucedido aquella vez, no podía evitar sentirme avergonzado y más con los pensamientos para nada inocentes que tenía con él.

- Bu… buenos días Yokoyama-kun – dije nerviosamente, evitando mirarlo a los ojos.

- ¿Te pasa algo Murakami-kun? Es que te veo muy nervioso – dijo con preocupación, haciéndome sentir peor de lo que estaba al notar una de sus manos sobre mi pierna, acariciándola con suavidad.

- ¡NO! – Grité exaltado – no me pasa nada, ya vengo – dije levantándome rápidamente de mi asiento, para luego comenzar a correr con todas mis fuerzas, no quería seguir teniendo aquellos pensamientos y menos con un hombre.


*Keito*

No puedo negar que me divierte ver cada reacción que tiene Murakami-kun al tenerme cerca, desde que lo vi por primera vez, me había interesado y mucho en él y gracias al pequeño accidente de aquel día, sabía que no podía dejar de pensar en mí y moría por saber en qué pensamientos tenía conmigo, pero esperaría a que él diera el primer paso, mientras que yo seguiría provocándolo hasta hacerlo caer.


*Maruyama Ryuhei*

- Maruyama-san, queda contratado, bienvenido a este Instituto – me dijo alegremente el Rector, mientras que yo sentía morirme de la dicha.

- Muchas gracias Ohno-san, no sabes lo mucho que esperaba esta oportunidad – dije al mismo tiempo que me reverenciaba.

- No tienes nada que agradecerme, como Maestro eres alguien excepcional y no podía dejarte ir así de fácil.

- No exageres – dije avergonzado.

- Yo sé qué harías lo mismo por mí, si estuviera en tu situación.

- De eso puedes estar seguro, pero de todos modos muchas gracias.

- Para eso están los amigos y ansío mucho conocer a tu hijo.

- Ya habrá tiempo para eso, Daiki se pondrá tan feliz de saber que ya conseguí trabajo.

- La siguiente semana comienzas, así que ve preparando todo – dijo finalmente, nos abrazamos y después de despedirnos, salí felizmente de su oficina, dando casi brincos de la emoción tan grande que sentía.

Me sentía realmente feliz de haber conseguido por fin un trabajo fijo, desde que había llegado a Tokyo con mi hijo, solo había conseguido trabajos como profesor sustituto, pero como caído del cielo me encontré con mi gran amigo Ohno Satoshi, a quién no veía desde hacía muchísimos años, quién casualmente es el actual Rector del Instituto en el que ahora trabajaría y estaba buscando un profesor de Japonés, ya que el que había iba a retirarse. Sin duda aquel había sido un gran golpe de suerte.
Al llegar a casa, lo primero que hice fue buscar todos los libros de japonés que tengo, para así comenzar a alistar las clases para la semana siguiente, encontrándome dentro de uno de aquellos libros, con algo que hacía mucho tenía por perdido.

- Pensé que la había botado – dije mirando con tristeza aquella foto, llegando a mi tantos recuerdos, sobre todo los más dolorosos y en un arranque de ira la rompí en pedazos, no quería tener ni saber nada de él, así que boté aquellos pedazos en el cesto de basura, en donde debieron de haber estado hace mucho tiempo, concentrándome de inmediato en lo que tenía que hacer, no permitiría que un mal recuerdo arruinara aquella felicidad.

CONTINUARÁ...