24 mar 2015

Father's Love

Hola a todas :D

Ya casi se acercan mis vacaciones, así que no quería irme sin publicar el capítulo 4 de este fic, que cada vez que pienso en él me llena de muchos sentimientos, espero les guste y este capi va dedicado a una amiga que aprecio mucho, así que Mari esto es para ti.

Está cortico pero ya leerán poco a poco como avanza la historia, muchas gracias por sus comentarios y su apoyo.




Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 4


Aunque pasaran los años y cada uno tenía ya su vida aparte, este sentimiento que me carcomía por dentro jamás desaparecía, deseando con impaciencia el que llegará el día en el que amaría a mi esposa igual o incluso más que a la persona que no había podido sacar de mi corazón, porque si de algo estaba seguro, era de que él a mí no me amaba.

- Buenos días, Mamá, Papá – dijo mi hijo Ryosuke al entrar a la sala del comedor, tomando asiento en su lugar habitual.

- Buenos días hijo – respondió mi esposa, levantándose para servirle el desayuno a nuestro hijo.

- Buenos días Ryosuke – respondí con una sonrisa.

Al terminar de desayunar, me despedí de mi esposa y de mi hijo para encaminarme hacía mi trabajo, sintiéndome ansioso de ver a la persona que tanto me quitaba el sueño.

- Buenos días Subaru – dije animado al ver a mi mejor amigo, socio y también el gran amor de mi vida.

- Buenos días Ryo – dijo dedicándome esa bella sonrisa que tanto me derretía.

- ¿Qué tenemos para hoy? – pregunté de inmediato, tenía que concentrarme en el trabajo.

- Tenemos algunas reservaciones para el almuerzo y unas cuantas para la noche – dijo mostrándome los papeles en donde estaban anotadas las reservaciones.

- Veo que será un día pesado – dije mirando los papeles.

- Te recuerdo que fue idea tuya abrir este Restaurante, así que no te quejes – dijo burlonamente, y era cierto, cuando terminamos nuestros estudios en la Universidad fue idea mía la de montar este negocio y fue realmente feliz cuando Subaru aceptó ser mi socio.

- Pero lo que más me gusta de esto es que…

- ¿Qué?

- Que puedo comer gratis – dije apresuradamente, por poco y digo que me encanta estar junto a él.

- Tu nunca cambias – dijo saliendo de la oficina, suspiré profundo, enojándome conmigo mismo por las cosas en las que pensaba, quería que todo esto terminara, pero no quería alejarme de él, no me sentía capaz de hacerlo.


Me encontraba junto con unos amigos en la cafetería del Instituto, riendo y platicando de cualquier cosa, me agradaba mucho estar con ellos.

- Por cierto ¿Dónde está Hikaru? - Pregunté al no ver al más extrovertido del grupo.

- No lo sé, hoy ha estado muy extraño – dijo Kento.

- Si, sobre todo porque hoy por primera vez llegó temprano – dijo Fuma.

- Por lo que sé Murakami-Sensei lo castigó ayer por llegar tarde casi todo el mes – dije pensativo.

- A lo mejor debe ser eso, ha de ser complicado tener como Padre al profesor de Educación Física – dijo Kento.

- Si – respondimos Fuma y yo al unísono.

- Ryosuke, por fin te encuentro – me estremecí al escuchar esa voz que tanto conocía.

- No otra vez – susurré resignado, mientras sentía como me tomaba del brazo, siendo llevado casi a rastras lejos de mis amigos, ellos no hacían nada ya que siempre que él me veía hacía lo mismo.

- Ya suéltame Yuto – dije, haciendo que él me soltara, viendo esa sonrisa idiota que tanto me sacaba de quicio - ¿Por qué siempre tienes que hacer lo mismo?

- ¿Hacer qué?

- Lo que siempre haces cuando estoy con mis amigos.

- ¿Y qué es lo que siempre hago? – preguntó con una inocencia que no se la creía ni él, odiaba tanto eso.

 - Ya deja de preguntar tonterías, tú sabes muy bien a que me refiero – dije molesto.

- Solo quiero que volvamos a ser como antes – dijo acercándose lentamente a mí, pero lo esquivé de inmediato.

- Entiendo que nuestros padres sean los mejores amigos, pero eso no quiere decir que nosotros también tengamos que serlo – dije serio.

- Pero cuando niños, lo éramos.

- Eso fue hace mucho tiempo ya.

- Fuiste tú el que quiso que las cosas fueran así.

- Yuto, tu vida no puede girar en torno a mí, me molesta que cuando se te viene en gana me alejes de mis amigos ¿es qué acaso te molestan?

- No me molestan, de hecho se me hacen personas muy agradables, es solo que quiero que todo sea como antes.

- Nada va a volver a ser como antes, así que por favor déjame en paz – dije finalmente, alejándome de él, me molestaba, realmente me molestaba, pero a pesar de todo, no quería ver su cara de tristeza.

Caminé hasta llegar nuevamente a la cafetería, en donde me esperaban mis amigos, sentándome nuevamente con ellos, sin dejar de pensar en aquel que alguna vez fue mi mejor amigo.


Vi cómo se alejaba de mí, sintiéndome impotente por no hacer nada al respecto, no entendía por qué desde hacía unos años hasta ahora, él se comportaba tan distante conmigo y por más que le preguntaba no me daba una respuesta que pudiera convencerme, pero aunque no me lo dijera, sabía que ocultaba algo.

Caminé hasta la Biblioteca, no era que me gustara mucho leer pero el silencio que emanaba me tranquilizaba mucho, además de que era un lugar perfecto para dormir, no tenía muchas ganas de entrar a clase.

Cuando desperté ya había terminado la jornada escolar, tomé mi mochila y me dispuse a salir de allí, todavía con Ryosuke rondando por mis pensamientos, esa hermosa sonrisa era algo a lo que no me podía resistir y menos al pensar en que sabor tendrían sus labios.

Nuestros padres se conocían desde niños y siempre han sido casi inseparables, así que por ende Ryosuke y yo también nos conocíamos de toda la vida, inclusive éramos vecinos y también nuestros padres eran dueños de un prestigioso restaurante.

Al llegar a la salida lo vi muy alegre con sus amigos, haciéndome sentir una opresión en mi pecho, extraño demasiado el pasar el tiempo con él, así como cuando volvíamos a casa después de un día aburrido en la escuela, lo extraño, lo necesito, lo amo.


Cada día que pasaba se me hacía cada vez más y más insoportable, sintiéndome frustrado de tener a la persona que amo tan cerca y ni siquiera poder demostrárselo.

- ¿Pasa algo Subaru? – preguntó preocupado Ryo, quizás al verme tan pensativo.

- No, no es nada, solo pensaba en que pronto se acercaba mi aniversario de boda.

- ¿Cómo que no es nada? Esa es una fecha muy importante, ya sabes lo furiosas que se ponen las mujeres cuando nos olvidamos de algo de esa magnitud.

- Lo sé pero…

- Veinte años de casados no se cumplen todos los días, así que hay que organizar algo genial – dijo alegremente, esa alegría me lastima.

- No creo que sea para tanto.

- Podemos hacerlo aquí en el restaurante ¿qué te parece? - dijo entusiasmado, amo verlo sonreír, pero no me gusta que sea por ese motivo.

- Pues no es mala idea – dije fingiendo estar feliz, pero la verdad es que me estba muriendo por dentro.

- Entonces no se hable más, celebraremos tu aniversario de boda aquí.

- Gracias Ryo, no sé qué sería de mi vida sin ti – dije abrazándolo sorpresivamente, siendo correspondido de inmediato, embriagándome de su aroma, de sentir su calor aunque fuera solo por unos cuantos segundos – lo siento – dije separándome de él.

- No tienes por qué disculparte, al fin y al cabo somos amigos.

- Sí, amigos…

- Voy a mirar cómo van en la cocina, nos vemos luego – dijo saliendo rápidamente de la oficina, no sabía hasta cuando iba a soportar todo esto.


Salí rápidamente de ahí, sintiendo un gran revoltijo dentro de mi estómago, aquel abrazo me había dejado totalmente emocionado, eran muy pocas las veces en las que Subaru se comportaba tan cariñoso conmigo, pero aun así atesoraba cada uno de esos momentos, pero mi felicidad se fue al pensar en lo que habíamos hablado anteriormente, odiando tener que fingir una alegría que no sentía.

CONTINUARÁ...

13 mar 2015

Father's Love

Hola a todos :D
Lamento mucho haberme demorado tanto pero es que entre una cosa y otra no lo continuaba y más encima desde el lunes estoy enfermita, pero gracias a los medicamentos y al reposo que he tenido me he sentido mejor.
Así que los dejo con el capítulo tres de este fic >w< ya no más faltan las dos últimas parejas que vendrán en el siguiente capítulo y ya comenzará a desarrollarse mejor la historia, muchas gracias por sus comentarios y su apoyo :D
Disfrútenlo <3


Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias 
Autora: Akari-chan


Capítulo 3


Cerré la puerta del apartamento fuertemente, ya no insistiría más en levantar a mi hijo, que en verdad pareciera que no lo fuera. Era el primer día de clase pero como siempre el jovencito se quedó despierto hasta tarde y ni con baldados de agua se despertaba.

Caminaba rápidamente, totalmente enojado y frustrado, trabajaba como Profesor de educación física en un prestigioso colegio, en el cual también asistía mi hijo Hikaru, pero éste no era ni la mitad de responsable como lo era yo, pero tarde o temprano tenía que darle su lección.

- Disculpe… - escuché una voz muy cerca de donde estaba, haciendo que me detuviera para ver a la persona que me estaba hablando.

- ¿Si? ¿En qué puedo ayudarlo? – pregunté, mirando detenidamente al joven que estaba enfrente de mí.

- Es que estoy buscando este edificio – dijo mostrándome el papel que tenía en su mano, leyendo que buscaba el edifico en donde yo vivía.

- Claro que sé cuál es – sonreí, a lo que él también hizo lo mismo y amablemente le indiqué por donde tenía que pasar para llegar allí.

- Muchas gracias Señor – dijo el joven finalmente y luego de hacer una reverencia siguió con su camino.

- De nada… - susurré viendo cómo se alejaba.

Aquel pequeño encuentro hizo que me tranquilizara y que dejara de lado mi enojo por causa del perezoso de mi hijo, llegando al Colegio con un semblante distinto, preguntándome si algún día volvería a ver a ese muchacho.


Salí corriendo lo más rápido posible del apartamento, se me había hecho tarde para ir al Instituto y mi Padre se había ido sin mí y de seguro estaría muy enojado, pero con algo de suerte llegaría al terminar la ceremonia de entrada.

Llegué al que sería el salón de clase al que asistiría y me senté en el último asiento al lado de la ventana y en cuestión de minutos poco a poco entraban los que serían mis compañeros para aquel año escolar.

- ¿Otra vez llegando tarde Hikaru-kun? – preguntó mi mejor amigo, Nakajima Kento.

- Yo que pensaba que este año todo iba a ser diferente – dijo Kikuchi Fuma, otro de mis grandes amigos.

- Si ya saben cómo soy yo, no esperen imposibles – dije burlonamente.

- Muy bien chicos, todos a sus asientos – dijo entrando al salón nuestro queridísimo Profesor, Aiba Masaki – Bienvenidos sean todos a este nuevo año escolar.

- Gracias Profesor – dijimos todos al unísono.

- Y por último, vamos a recibir a un nuevo alumno, él viene de Inglaterra pero no se preocupen, él es japonés como nosotros, así que no tendrán problemas con el idioma, sigue por favor – dijo Sensei, aguantándose las ganas de reírse por lo que acababa de decir y en ese instante entró al salón un chico alto, de cabello corto, negro y en verdad pensaba que tendría muchos problemas para peinarse ya que su cabello parecía más bien las púas de un erizo.

- Hola, mi nombre es Yokoyama Keito, encantado de conocerlos – dijo haciendo una reverencia.

- Muy bien Yokoyama-kun, ve y toma asiento al lado de Murakami-kun – dijo Sensei finalmente a lo que el chico obedeció y se sentó de inmediato en el asiento que quedaba libre a mi lado.

No presté más atención al asunto y con normalidad transcurrieron las clases, pensando solamente en el regaño que recibiría de mi Padre al terminar la jornada.


Llegó el domingo y aunque Hikaru había llegado tarde los días restantes de la semana no lo regañé, pero aunque no lo haya hecho, tendría que cobrárselas algún día.

- Papá voy a encontrarme con Fuma y con Kento, así que llegaré hasta la cena – dijo mi hijo totalmente arreglado para salir.

- No debería de dejarte ir, pero como no tienes arreglo, ve y diviértete – dije con resignación, recibiendo un abrazo de su parte, para luego salir deprisa de la casa, lo bueno era que tendría aquel domingo para mí solo.

Vivíamos solos prácticamente desde que Hikaru había nacido, su Madre después de parirlo lo despreció, nunca entendí el motivo pero tampoco le he hablado a mi hijo mal de ella, así que he sido Padre y Madre para él, habían sido años difíciles, pero siempre había dado lo mejor de mí para sacarlo adelante y aunque no era el hijo perfecto, era todo para mí y lo que más quería.

- ¡Disculpe! ¿Hay alguien aquí? – escuché una voz que provenía de afuera junto con unos golpes en la puerta, así que me acerqué a ella para abrirla.

- Ho… Hola… - dije entrecortadamente al ver a la persona que estaba afuera de mi apartamento.

- Hola – dijo él con una hermosa sonrisa.

- ¿Y qué haces por acá? – pregunté de inmediato, no sabía por qué, pero quería saberlo.

- Pues al parecer seré tu nuevo vecino – dijo señalando el apartamento que estaba junto al mío.

- Entonces para eso estabas buscando este edificio – dije recordando lo poco que había hablado con él días antes.

- Exactamente, muchas gracias es un lugar muy acogedor.

- ¿Y para qué tocabas la puerta?

- Ah, cierto, es que los que me estaban haciendo la mudanza tenían otros trabajos que hacer y han quedado algunas cosas abajo y me preguntaba si podías ayudarme a subirlas.

- Pues claro, te ayudaré – dije sonriente.

- ¿Enserio no tienes inconveniente? Es que es domingo y por lo general la gente tiene planes para un día como éste.

- No te preocupes, mi hijo salió y pues no tengo mucho que hacer.

- ¿Tienes hijo? – preguntó sorprendido.

- Si, vivo solo con él.

- ¿Entonces es separado?

- Se puede decir que sí.

- Perdón por preguntar demasiado – dijo en modo de disculpa.

- No te preocupes, de ahora en adelante seremos vecinos así que tarde o temprano sabríamos esas cosas.

- Tienes razón, en verdad gracias Señor…

- Murakami Shingo – dije apresuradamente.

- Uchi Hiroki – dijo extendiendo su mano a la cual tomé de inmediato, no entendía por qué, pero sentía un extraño revoltijo en mi estómago.

- Vamos por las cosas que faltan – dije nerviosamente, soltando su mano y encaminándonos al primer piso del edificio.


Pasaron dos semanas en las que como siempre iba llegando tarde al colegio y hoy no era la excepción, corría y corría sin descanso alguno, pudiendo visualizar el portón desde lejos.

- ¡HIKARU! – escuché el grito de mi Padre al momento de pasar por la entrada del Instituto, podía notar lo furioso que estaba en la forma en la que me miraba – ¿otra vez llegando tarde?

- Lo… lo siento Papá es que me acosté muy tarde anoche y…

- Eso lo sé muy bien, te llamé varias veces y ni abriste los ojos – dijo con enojo – te espero en las canchas cuando terminen las clases.

- ¿Me vas a castigar?

- Hikaru, llevamos tres semanas de clases y en todos estos días has llegado tarde.

- Pero Papá…

- Nada de peros, tengo que castigarte para ver si aprendes a ser responsable, ahora vete antes de que me enoje más – dijo finalmente, fulminándome con la mirada.

Corrí nuevamente llegando hasta el salón de clases con la respiración agitada, sentándome de inmediato en el asiento que me correspondía, pensando en cuál sería el castigo que me interpondría mi Padre, aunque por ser el profesor de Educación física de seguro era hacer algún deporte en extremo.

Al terminar la jornada escolar me dirigí con pesadez hacía las canchas del Instituto en la que se encontraba mi Padre de brazos cruzados esperándome.

- Pensé que no llegarías – dijo un poco molesto.

- Pero ya estoy aquí, así que ¿cuál es el castigo?

- Cincuenta vueltas alrededor de la cancha – dijo con seriedad - yo me tengo que ir a arreglar algunos asuntos así que el que estará a cargo de decirme si hiciste todas las vueltas será el portero.

- Pero Papá…

- Cien.

- Pero…

- Ciento cincuenta.

- Pe…

- Dosci…

- Ya voy, ya voy – dije finalmente antes de que aumentara más el número de vueltas, comenzando a correr como si de aquello dependiera mi vida, aunque la realidad era esa.

Mi Papá se fue y como sabía que el portero era muy leal a él ni modo de sobornarlo para que me dejara ir antes, así que no me quedó de otra que hacer las ciento cincuenta vueltas alrededor de la cancha, terminando totalmente cansado, viendo que ya casi se hacía de noche.

- Me iré… a tomar… una… ducha… - dije jadeante, dirigiéndome a las duchas del colegio.

Al estar ya dentro me quité  la ropa, notando lo silencioso y solitario que estaba aquel lugar, si fuera de aquellos chicos que se asustan por todo, no hubiera durado ni medio minuto en aquel desesperante silencio, pero en cambio a mí me relajaba de cierta manera, tomé mi toalla, caminando lentamente hasta el último cubículo que era mi preferido para ocasiones como ésta, abriendo la puerta y encontrándome con una imagen que jamás en mi vida imaginé que vería.

- ¿Murakami-kun? – dijo la persona que estaba en aquel cubículo, quedándome atónito al ver a quién era mi compañero de clases totalmente desnudo mientras se enjabonaba, lo miré completamente de pies a cabeza, sintiéndome extraño y confundido.

- Lo… lo siento – dije cerrando la puerta, para después correr hacía donde estaba mi ropa, poniéndomela de inmediato y así salir del Instituto como si hubiera visto un fantasma.

Llegué a casa, como pude saludé a mi Padre y rápidamente entré al cuarto de baño, me metí en la ducha, buscando quitarme aquellas imágenes de mi cabeza, pero no había conseguido hacerlo. Salí de ahí para dirigirme a mi cuarto, me puse mi pijama y me acosté sobre la cama, intentando dormir.

- Buenos días… - dije con desgano, sentándome en uno de los asientos del comedor, no había podido dormir muy bien en toda la noche.

- Bue… Hikaru hijo ¿estás enfermo? – dijo mi Padre mirándome con asombro.

- ¿Eh? ¿Por qué? – pregunté sin entender.

- Es la primera vez que veo que te levantas temprano para ir a estudiar – dijo sin todavía salir de su asombro.

- Es cierto, bueno, siempre hay una primera vez para todo – dije comenzando a desayunar.

CONTINUARÁ...