Iba a publicar éste capítulo ayer, pero el internet estaba fail y pues no pude hacerlo, pero aquí está :D
Espero que les guste, y muchísimas gracias por sus lindos comentarios >w<
Y por cierto, ya le quedan pocos capis a este serial QAQ
Y como siempre este fic está dedicado a Wen-chan y Mimi-chan, las quiero :3
Tema: Musekinin Hero
Extensión: Serial
Parejas: Takanoo y otras...
Autora: Akari-chan
Capítulo 11
Habían pasado
tres meses después de que Inoo-san había terminado su relación con Yabu-sama y
por ende había renunciado a su trabajo como asistente, para tomar el puesto de
supervisor, así que prácticamente se había convertido en mi jefe, pero eso no
me molestaba en absoluto, me gustaba que él estuviera al pendiente de mí,
aunque fuera solo por ese motivo.
Pero había algo
que no me tenía del todo tranquilo, y eran los constantes sueños algo subidos
de tono que tenía últimamente, no es que no fantaseara con estar así con
Inoo-san, pero es que ya era demasiado, me hacía sentir mucho más nervioso de
lo acostumbrado y me preocupaba que él se diera cuenta.
- Buenos días
Yuyan – me saludó Dai-chan al verme -.
- Buenos días
Dai-chan – respondí haciendo una reverencia -.
- Te veo un poco
extraño ¿te pasa algo? – preguntó preocupado -.
- No, no pasa
nada – dije algo nervioso -.
- Sé cuándo me
están mintiendo, así que suéltalo – dijo de manera demandante, Daiki aunque
fuera uno de los menores del grupo, era el que más se preocupaba por nosotros,
así que no le vi problema en contarle -.
- Es que… es
vergonzoso – dije apenado -.
- Vamos, dilo.
- Lo que pasa es
que… he tenido sueños eróticos con Inoo-san – dije totalmente sonrojado y en
voz baja, no quería que nadie en las oficinas se enteraran -.
- ¿Y qué tiene
eso de malo? Todos lo hacen.
- Lo sé, pero es
que esta vez es diferente, es como un recuerdo que por alguna razón mi cerebro
borró, pero no es posible, él y yo no hemos llegado siquiera a un beso.
- Eso es lo que
crees, pero deberías de aprovechar que ya no está con Yabu-san y conquistarlo
¿no lo crees?
- No digas eso,
Inoo-san seguramente todavía lo ama, no creo tener oportunidad, él solo me ve
como un amigo – dije un poco desanimado, aunque lo amara demasiado, tenía la
certeza de que él nunca se llegaría a fijar en mí -.
- Eres un
pesimista, eres un chico bastante guapo y amable, cualquiera se podría fijar en
ti, de seguro has de tener ya unos cuantos admiradores.
- Pero no la
persona que me gusta.
- Deberías de
intentarlo, tal vez quizás llegues a ser correspondido.
- ¿En serio lo
crees? – reí nerviosamente, de tan solo pensarlo me hacía sonrojar -.
- Estoy más que
seguro de eso – sonrió, en ese momento lo abracé fuertemente, sus palabras
siempre me eran de mucha ayuda -.
- ¡ARIOKA!
Después de ese
grito, sentí como Yamada-sama me tomaba del brazo y me llevaba casi arrastrado
hacía su oficina.
- Suéltame –
dije deshaciéndome de su agarre -.
- ¿Por qué lo
abrazabas? – preguntó enojado, mientras me acorralaba contra la pared, era la
primera vez que lo veía así, pero de alguna manera me divertía verlo celoso -.
- Porque lo
quiero – dije sonriéndole de manera picara -.
- ¿Es él de
quién estás enamorado? – dijo bajando el tono de su voz -.
- Puede ser…
- Entonces… ¿no
tengo oportunidad? – dijo mirándome fijamente a los ojos, podía ver su rostro
lleno de tristeza, sintiéndome culpable por lo que acababa de decirle -.
- Esto yo…
- No te
preocupes, no interferiré más – y sin decir más, salió de la oficina,
haciéndome sentir peor de lo que ya me sentía -.
Con cada día que
pasaba, me hacía mucho más cercano a Takaki-kun, salíamos juntos a almorzar, en
ocasiones lo invitaba a cenar a mi casa y él a la suya. Después de mi ruptura
con Yabu, no volví a hablar con éste último, simplemente lo ignoraba cada vez
que me lo cruzaba por el camino, me sentía muy dolido, pero no tanto como pensé
que sería.
Caminaba por los
pasillos de la empresa, hasta que vi algo que me dejó helado de la impresión,
sintiendo una punzada en mi corazón al ver a Takaki-kun abrazando a Arioka-san,
pensando por unos momentos en querer separarlos y eso iba a hacer, pero llegó
primero Yamada-sama a llevarse casi a rastras a Arioka-san.
- Inoo-san, no te
había visto – dijo Takaki-kun sonriéndome como siempre lo hacía, haciendo que
mi corazón latiera rápidamente -.
- Takaki-kun
¿Qué hacías con Arioka-san? – pregunté sin darme cuenta de que lo había dicho
en voz alta -.
- Le estaba
agradeciendo por un consejo que me dio.
- Ya veo –
suspiré aliviado al escuchar eso -.
- ¿Quieres ir
conmigo a tomar un café? En estos momentos no tengo trabajo que hacer -.
- Si. Claro –
acepté aun sabiendo que tenía trabajo que hacer, pero no importaba, lo haría después
de salir a tomarme ese café con Takaki-kun -.
No podía dejar
de pensar en lo sucedido en la mañana con Yamada-sama, realmente me sentía muy
mal de verlo así, pero era lo mejor para él, o al menos eso creía y más cuando
últimamente me sentía algo incómodo a su lado, no era que me desagradara, pero
estaba comenzando a sentir cosas más allá de lo que quisiera sentir por él.
- Arioka-san –
me llamó Yamada-sama, todavía se veía un poco decaído -.
- Si,
Yamada-sama – respondí mirándolo con preocupación -.
- Tengo que
asistir a un almuerzo muy importante ahora mismo, así que necesito que me
acompañes – dijo sin ni siquiera mirarme a los ojos, saqué mis cosas de la
oficina, dejando mi teléfono cargando, ya que estaba con la batería baja, para
luego seguir a mi jefe hasta llegar ambos al ascensor -.
- ¿Y a dónde
iremos? – pregunté, estábamos solos en aquel aparato y aquel silencio me
incomodaba demasiado -.
- Vamos a uno de
los restaurantes más cotizados de la ciudad – dijo todavía sin mirarme -.
- Ya deja de… - iba
a reclamarle por tratarme de esa manera, pero un estruendoso sonido, impidió lo
que tenía pensado decirle -.
- ¿Qué fue eso?
– preguntó Yamada-sama algo asustado -.
- No lo sé –
dije oprimiendo uno de los botones para abrir las puertas de ascensor, pero
estás no cedían – creo que nos quedamos atrapados.
- Dime que es
una broma – dijo por fin mirándome, realmente estaba asustado -.
- Lamento
decirte que no es así - dije tratando de mantener la calma, buscando el
teléfono que posiblemente tendría el ascensor, pero este por desgracia no
funcionaba -.
- Vamos a morir
– dijo al mismo tiempo que se agachaba, cubriendo su cabeza con sus manos -.
- No seas
exagerado – dije, buscando en mi bolsillo mi teléfono, acordándome luego que lo
había dejado en la oficina – ¿Trajiste tu celular?
- S…si – dijo
con voz temblorosa, al parecer si tenía realmente mucho miedo -.
- ¿Dónde está? –
pregunté -.
- En el bolsillo
derecho de mi pantalón – dijo sin abandonar la posición que tenía, así que me
agaché para buscar su teléfono –.
- Listo – dije
al encontrarlo en donde me había indicado, suspirando aliviado al ver que si
tenía señal, así que marqué el número de la persona en la que más confiaba para
que nos ayudara, Yuyan -.
Me encontraba
almorzando junto con Inoo-san, hasta que el sonido de mi celular interrumpió
nuestra agradable conversación, era un número que desconocía, pero aun así lo
contesté.
- ¡Yuyan! Qué
alivio – escuché desde el otro lado, era Dai-chan -.
- ¿Sucede algo?
- Si, si sucede
– se escuchaba nervioso – Yamada-sama y yo quedamos atrapados en el ascensor de
la empresa -.
- ¿EH? ¿Cómo es
eso posible?
- No lo sé, solo
se detuvo y no se abren las puertas y además el teléfono de éste no funciona,
por favor Yuyan ayúdanos – dijo con desespero -.
- Está bien, en
seguida voy por ayuda, solo mantengan la calma y no hagan nada estúpido – dije
cortando la llamada -.
- ¿Qué pasó? –
preguntó Inoo-san preocupado -.
- Dai-chan y el
Presidente quedaron atrapados en el ascensor, tengo que buscar al técnico ¿me
acompañas?
- Claro que sí,
de hecho tengo el número del técnico de la empresa – y así sin más, luego de
pagar la cuenta, nos dirigimos hacía la empresa, llamando durante el camino al
técnico, que enseguida también iba para allá -.
- Ya pronto vendrá
la ayuda – dije ya un poco más tranquilo -.
- Claro, tenías
que llamar a tu amor – dijo fastidiado, sentándose y abrazando sus piernas con
sus brazos -.
- Deja de
comportarte así.
- ¿Y cómo
quieres que me comporte? Si estamos aquí encerrados y vas y llamas al amor de
tu vida -.
- Él no es el
amor de mi vida.
- Pero me
dijiste que te gusta.
- Eres un tonto
– dije sentándome a su lado. Nos quedamos en silencio por un buen tiempo hasta
que el teléfono sonó -.
- ¿Si?... está
bien, esperaremos.
- ¿Qué dijo tu
amorcito? – dijo nuevamente con ese tono de fastidio -.
- Que el daño es
un poco complejo y que a lo mejor se demorará cinco horas en sacarnos de acá.
- No puede ser,
odio esto – dijo ocultando su rostro entre sus piernas -.
- ¿Te asustan
los lugares cerrados? – pregunté, a lo que él asintió. Y así volvió ese
silencio que me estaba comenzando a desesperar cada vez más – Por favor di algo
que me desespera tanto silencio.
- ¿Por qué no
llamas a tu amorcito? A lo mejor él si te entretiene más que yo.
- Ya te dije que
él no es mi “amorcito”
- Pero si los vi
abrazándose muy cariñosamente.
- Pero eso no
quiere decir que yo lo ame, Yuyan es solo mi mejor amigo.
- Mentiroso.
- Mentiroso tú,
que no me dijiste que eras el sobrino de mi jefe.
- Lo siento, en
esos momentos estaba ocupado con tu pene en mi boca – ese comentario me hizo
avergonzar completamente, pasando por mi mente aquella vez que estuvimos juntos
-.
- ¿Por qué
simplemente no me dejas en paz? Ser solo jefe y asistente no más.
- Porque te amo.
- No puedes
enamorarte de alguien con el que tuviste sexo en un baño mal oliente.
- Cierto que
solo me faltó ser tu amigo de la infancia.
Después de que
él dijo eso, me senté en la otra esquina del ascensor, no era una distancia muy
larga, pero al menos no quería estar tan cerca de él.
Me arrepentía
tanto de comportarme de esa manera, en vez de aprovechar que estábamos a solas
para tratar de mejorar mi relación con él, lo hacía alejarse más y solo por mis
tontos celos estúpidos, era obvio que él era su mejor amigo, los había visto en
contadas ocasiones juntos en el instituto y ahí en la empresa, sin ninguna
muestra de afecto más de lo que se pudiera considerar una relación amorosa.
Y ese
mortificante silencio volvió, haciendo que mi miedo se adueñara más de lo que
estaba de mí, al menos hablar con Daiki hacía olvidarme de la situación en la
que estábamos y sin eso mi condición realmente empeoraba. Comencé a temblar y a
respirar agitadamente, notando como mis lágrimas comenzaban a salir, no
soportaba estar en un lugar así.
- ¿Estás bien? –
preguntó Daiki preocupado -.
- Quiero salir,
por favor quiero salir – decía desesperado, al mismo tiempo que lo abrazaba, me
sentía tan asustado -.
- Tranquilízate,
pronto vamos a salir de aquí – le decía al mismo tiempo que acariciaba su
cabeza, sintiendo como sus lágrimas mojaban mi ropa -.
- Te… tengo
miedo – decía entre sollozos -.
- Yo estoy aquí
contigo, todo va a estar bien.
- No va a estar
bien.
- ¿Por qué lo
dices?
- Porque cuando
salgamos de aquí, vas a seguir insistiendo en no querer estar conmigo.
- Yuyan no es la
persona que amo, si eso te reconforta un poco, de hecho, ni siquiera sé quién
es, te dije que era imposible enamorarse de alguien con quién solo tuviste
sexo, pero yo estoy igual, pero al menos tú si sabes quién soy.
- ¿Qué? –
Pregunté, dejando la posición en la que estaba, mirándolo fijamente - ¿cómo es
eso?
- Fue en una
fiesta, con motivo de celebrar nuestra graduación, aquella vez bebí demasiado,
así que mis amigos me llevaron a una de las habitaciones de la casa y pues ahí
llegó él y ya te imaginarás el resto.
- ¿Y en verdad
no te acuerdas de él? – pregunté -.
- Pues la verdad
no, no era alguien que mostrara mucho su rostro, siempre lo veía en el instituto,
llevaba unos lentes bastante gruesos y el cabello cubría parte también de su
rostro así que nunca supe cómo era, además cuando trataba de acercármele
desaparecía de inmediato y cuando pude por fin pude verlo no estaba en mis
cinco sentidos – sonreí al escuchar aquellas palabras, Daiki estaba hablando de
mí, estaba enamorado de mí -.
- ¿Y sabías al
menos como se llamaba?
- Pues averigüé
y me dijeron que se llamaba Ryo Yamasaki, pero hasta la fecha no he encontrado
a nadie con ese nombre, solo después de esa noche me quedó este anillo – dijo
sacando el objeto del bolsillo de su saco e interrumpí lo que iba a decir
debido a la felicidad tan inmensa que sentía, ese era el nombre que había
utilizado para entrar a ese instituto y la razón por la que me vestía así era
porque no quería que me reconocieran mis compañeros de mi otro instituto si me
veían con ese uniforme en otro y además el anillo que creía perdido lo tenía
él, no había mayor felicidad para mí que lo que estaba sucediendo ahí mismo así
que sin esperar su aprobación lo besé -.
- Por favor,
dame una oportunidad, te aseguro que no te vas a arrepentir – dijo Yamada-sama,
volviendo a juntar sus labios con los míos, no entendía muy bien lo que pasaba
por su cabeza después de escuchar que estaba enamorado de un completo
desconocido, pero aquel beso se sentía tan bien, que no quise apartarlo de mi
lado, sintiendo esas llamadas “maripositas” en mi estómago -.
- ¿Por… por qué?
¿Por qué te emociona tanto? – pregunté con la respiración entrecortada -.
- ¿Acaso no te
das cuenta? Esa persona está más cerca de lo que te imaginas – dijo sonriente,
pero esas palabras me confundían un poco -.
- No te
entiendo.
- Ese chico soy
yo, yo soy Ryo Yamasaki, es una larga historia, pero soy yo y este anillo es un
regalo de mi abuelo.
- Estás
mintiendo – dije, me sentía demasiado desconcertado -.
- No, no te
estoy mintiendo, es la verdad – dijo mirándome fijamente a los ojos, podía ver que
había sinceridad en su mirada -.
- ¿Lo dices de
verdad?
- Si y tengo las
pruebas para demostrártelo.
- Eres un idiota
– dije para luego darle una fuerte bofetada – te estuve buscando tanto tiempo
-.
- Lo siento.
- Y no vuelvas a
hacerlo, no te vuelvas a alejar de mi – dije para finalmente volver a capturar
sus labios entre los míos, eran demasiados sentimientos a la vez y tantas cosas
las que quería preguntarle, pero lo único que quería en esos momentos era estar
lo más cerca posible de él -.
CONTINUARÁ…