Muchísimas gracias por leer este fic, no saben lo feliz que me hacen :'3
Hago esta entrada rápidita ya que dentro de poco juega la Selección Colombia y me concentraré en ver ese partido, perdón por lo cortito, pero el resto de inspiración se lo dedicare al especial de Seduciendo a mi profesor, que espero tenerlo antes del cumple de Inoo, espero que les guste este capítulo y como siempre este fic va dedicado a Wen-chan y Mimi-chan.
Tema: Musekinin Hero
Extensión: Serial
Parejas: Takanoo y otras...
Autora: Akari-chan
Capítulo 8
Desperté debido a los rayos de sol que se asomaban por
la ventana, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y en el resto de mi cuerpo, me
encontraba acostado sobre el mueble de la sala del apartamento de Inoo-san.
- Buenos días – dijo mientras se acercaba con una
bandeja llena de comida, poniéndola en la mesita que quedaba en todo el centro
de la sala -.
- Bu… buenos días – le respondí todavía adolorido, a
pesar de que habíamos bebido demasiado él se veía radiante, más que yo solo
sentía dolor -.
- ¿Cómo estás? – Preguntó un tanto preocupado, pero
pude notar su rostro levemente sonrojado -.
- Un poco adolorido pero bien ¿Qué pasó? – pregunté,
no me había dado cuenta de en qué momento me había quedado dormido y me daba
miedo pensar en haber hecho algo indebido -.
- ¿No lo recuerdas? – preguntó con un tono algo triste
-.
- ¿Qué hice? – pregunté realmente preocupado, no me
hubiera perdonado si le hubiera hecho algo malo -.
- No hiciste nada malo – suspiró – solo te caíste
cuando intentabas levantarte para ir al baño, debe ser por eso que te sientes
adolorido – dijo dedicándome esa hermosa sonrisa que tanto me enamoraba -.
- Si, debe ser por eso – sonreí y me senté con algo de
dificultad en el mueble -.
- Come algo para que recobres fuerzas, tenemos que
trabajar hoy – y sin decirme nada más se fue a la que seguramente era su
habitación, volví mi mirada a la mesita, tenía mucha hambre así que sin
pensarlo, comencé a comer, estaba realmente delicioso, en esos momentos deseaba
que fuera Inoo-san quién me cocinara todos los días, pero aun así seguía
sintiendo una extraña sensación dentro de mí, como si pasara por alto algo
importante -.
- Despierta dormilón – dije mientras me acomodaba
encima de mi novio, notando como este abría sus ojos lentamente -.
- Kou-chan, todavía es temprano – dijo volviéndolos a
cerrar -.
- Lo sé, pero es que tenemos que alistarnos,
volveremos a Tokyo en un par de horas – dije un tanto desanimado, no quería
volver, si de por mi fuera, me hubiera quedado allí con Ryutaro el resto de mi
vida, pero tenía obligaciones con la empresa -.
- ¿Tan pronto? – preguntó haciendo un adorable puchero
-.
- Tengo mucho trabajo que hacer – dije, mientras
acariciaba su rostro con una de mis manos -.
- Está bien, iré a bañarme – dijo resignado, intentando
apartarme de encima de él, pero yo no daba señales de querer moverme -.
- Bañémonos juntos – dije sonriéndole de manera no muy
inocente, él sabía muy bien lo que quería, lo podía ver en sus ojos -.
- Pero nos demoraremos más si nos bañamos juntos –
dijo con tono de reproche, pero sabía que mentía -.
- Lo sé, pero mataríamos dos pájaros de un solo tiro,
ven – me levanté de la cama junto con él, entrando de inmediato al cuarto de
baño, besándonos desesperadamente al mismo tiempo que nos quitábamos nuestras pijamas,
hasta quedar totalmente desnudos -.
- Te amo Kota – susurrabas entre besos, acariciando mi
torso y pellizcando mis tetillas al llegar a ellas -.
- Y yo a ti mi Ryutaro – le respondí, llevándolo junto
conmigo a la ducha, abriendo la regadera y sintiendo como el agua recorría
nuestros cuerpos, importándonos muy poco que estuviera fría, pero de repente
comenzó a sonar mi celular que estaba en el pantalón de mi pijama que yacía en
el suelo y dificultosamente, bajo la mirada molesta de mi novio, dejé lo que
estaba haciendo para ir a contestarlo -.
- Buenos días, Kou-chan – no había visto quién era el
remitente así que me sorprendí demasiado al escuchar su voz -.
- Bu… buenos días, Inoo – respondí, sintiendo como
Ryutaro se posicionaba delante de mí besando mi torso y apretando con sus dedos
mis tetillas -.
- Te he extrañado mucho – dijo con dulce voz, aquella
que hace mucho tiempo me había conquistado, pero en esos momentos ya no sentía
lo mismo al escucharla, sólo sentía amor por el ser que me acariciaba en esos
momentos -.
- Si, yo también – respondí, tratando de ocultar los
gemidos que amenazaban con salir, me dolía mentirle así, pero tenía miedo de
pensar en cómo reaccionaría -.
- Hoy regresas ¿verdad? – preguntó emocionado -.
- Si, hoy regreso – tomo del mentón a mi novio con mi
mano libre dejando su rostro a la altura del mío, besándolo fogosamente,
cuidando de que no escuchara nada al otro lado de la línea -.
- ¿Quieres que vaya por ti al aeropuerto?
- En verdad no creo que debas molestarte – dije
nervioso, viendo como Ryutaro se agachaba, además tenía que evitar que Inoo fuera
-.
- ¿Estás bien? Es que te oigo nervioso – dijo preocupado
-.
- No pasa nada, es solo que tengo que hacer algunas
cosas y pasaré de una vez a mi apartamento a hacer el trabajo que tengo
pendiente.
- Pero por mí no hay pro…
- ¡NO! – Exclamé, interrumpiendo lo que iba a decir,
Ryutaro comenzaba a lamer mi miembro intensamente – En verdad no es necesario
que lo hagas, además tú también tienes trabajo que hacer y no quiero que lo
descuides solo por mí – dije tratando de hablar lo más normal posible -.
- En eso tienes razón – dijo un tanto desanimado - Ok,
que te vaya bien en tu viaje de regreso.
- Te veré mañana en la empresa, cuídate.
- Te amo – dijo para después colgar, seguramente lo
había herido con mis palabras -.
Al terminar la llamada, dejé el teléfono en el suelo,
concentrándome en lo que me hacía mi novio, sin duda era algo muy imprudente de
su parte, pero no me disgustaba del todo, me encantaba que fuera así, siempre
sorprendiéndome.
- Ryu…
- ¿Ya terminaste de hablar con tu querido Inoo? – dijo
con mucho fastidio, sin dejar lo que estaba haciendo -.
- Ryu… lo… lo siento – dije por fin sacando esos gemidos
que me provocaban sus lamidas – ya te lo he dicho muchas veces, él y yo ya no
tenemos nada.
- Pero se han besado, los he visto – dijo con
tristeza, poniéndose de pie, viendo como unas lágrimas comenzaban a salir de
sus ojos -.
- Esos besos no significan nada para mí.
- ¿Entonces por qué no lo dejas?
- Porque él está muy enamorado de mí y me da miedo de
que haga alguna locura.
- ¿Pero no le haces más daño si le mientes?
¿Y qué tal que ya sospeche algo?
- Bueno, me ha
hecho muchas preguntas del por qué no tenemos sexo – dije pensativo -.
- ¿Ves? Déjalo y
sé solo mío – dijo Ryu sonriente al mismo tiempo que me abrazaba -.
- Lo dejaré,
pero dame solo unos días, tengo que hacerlo cautelosamente – mi novio asintió, rodeando
mi cuello entre sus brazos, besándome dulcemente -.
- ¿En qué habíamos
quedado? – Pregunté, bajando mis manos hacia sus nalgas, apretándolas
fuertemente, volviéndolo a besar, pero con más pasión, estaba decidido a
terminar mi relación con Inoo, no soportaba más ver sufrir a Ryutaro por eso -.
- Buenos días
Maruyama-sama – dije al entrar a la oficina del jefe de bodega, haciendo una
reverencia -.
- Muy buenos
días Yaotome-kun, siéntate – dijo indicándome que me sentara -.
- ¿A qué se debe
esta reunión tan repentina? – pregunté curioso, era la primera vez que me
llamaba a mí solo -.
- Sí, tengo algo
muy importante que decirte – suspiró – como bien sabes, me trasladaré a Osaka
la siguiente semana, así que tendré que escoger a alguien para que ocupe mi
lugar -.
- ¿Y qué tengo
que ver yo con eso? – pregunté confundido -.
- ¿No lo
entiendes? – Negué con la cabeza – Yaotome-kun, te nombro como el nuevo jefe de
bodega – sonrió -.
- ¡¿EH?! –
Exclamé sorprendido -.
- Felicidades.
- ¿Es esto un
sueño? – Pregunté, en verdad que no me la creía, eso era algo que estaba
esperando hace mucho tiempo -.
- No, no lo es –
me sonrió nuevamente – ya puedes irte, en un par de días te enseñaré todo o que
necesitas saber de tu nuevo trabajo -.
- Muchas gracias
– dije y sin esperar más salí de la oficina dando saltitos de emoción, esa era
la oportunidad de mi vida y me sentía muy feliz por ello, pero mi felicidad
aumentó al ver a la persona que tanto me gustaba -.
- ¿Por qué tan
feliz Hikaru-kun? – preguntó, dedicándome esa hermosa sonrisa que tanto me
cautivaba -.
- Ni te imaginas
la buena noticia que me dieron.
- ¿De qué se
trata?
- Te presento al
nuevo jefe de bodega – dije entusiasmado y con orgullo -.
- ¿Me estás
hablando en serio? – Preguntó al parecer sin creerlo -.
- Muy en serio –
y sin esperar ni un segundo más, me abrazó fuertemente, abrazo al cual
correspondí con gusto -.
- Muchas felicidades – dijo sin todavía dejar de
abrazarme -.
- Gracias – nos separamos un poco, pero manteniéndonos
abrazados, me sentía tan feliz de estar cerca de él, tanto que no percaté que
estaba acercando demasiado mi rostro al suyo -.
- ¿Tienes libre esta noche? – Preguntó de repente,
haciendo que nos separáramos -.
- Por supuesto –
respondí -.
- Que bien,
iremos los dos a celebrar tu ascenso – dijo entusiasmado y sin esperármelo me
dio un beso en la mejilla –.
- Okamoto-kun
¿Me puedes ayudar con estás cajas? – preguntó uno de los trabajadores de la
bodega, Miyata-kun -.
- Ya voy, nos
vemos a la salida.
- Claro – y con
una sonrisa nos despedimos, ese día sin dudas, me estaba saliendo de maravilla
-.
- En verdad no
debiste molestarte en traerme en tu auto – dijo Takaki-kun apenado, se veía tan
adorable así -.
- Con esa resaca
que tienes no quería arriesgarme a que te pasara algo.
- ¿Pero tú por
qué si te encuentras bien?
- Soy muy
tolerante al alcohol - reí -.
Seguimos
conversando durante nuestro recorrido a la empresa, me sentía muy bien a su
lado, aunque esos momentos también sentía como mi corazón palpitaba
aceleradamente, no estaba muy seguro de si contarle lo que había pasado aquella
noche.
CONTINUARÁ…