Hola hola!!!!!
¿Cómo están? espero que muy bien y si no es así les mando un super fuerte abrazo de oso y espero que éste nuevo capítulo les saque una sonrisa :)
Ésta vez si haré la entrada fugaz porque ya me cogió un poco el tarde para comenzar a trabajar X'D
Muchas gracias por sus lindos comentarios y amor a éste fanfic, amo mucho escribirlo, pero amo muchísimo más que disfruten de mis historias <3
Nos leemos en el siguiente mes!!!!
Capítulo 30
*Daiki*
- Príncipe Daiki – dice una de las empleadas entrando a la biblioteca del
castillo en donde me encuentro haciendo un informe para mi hermano.
- ¿Necesitas algo? – Pregunto apartando mi mirada del informe para darle
toda mi atención.
- De mi parte no joven príncipe – dice sonriente – es el Rey quién lo
necesita en su despacho.
- En seguida voy – digo con una sonrisa – muchas gracias por avisarme.
- Es un gusto joven príncipe – dice haciendo una reverencia antes de
retirarse -¿será que pasó algo? – Pregunto para mis adentros mientras que
guardo el informe en el cajón de mi escritorio, pensando en terminarlo más
tarde, saliendo de inmediato de la biblioteca para dirigirme al despacho,
tocando suavemente la puerta al estar frente a esta, abriéndola al instante en
que mi hermano da su aprobación para seguir – buenas tardes – saludo a todos
los presentes, fijando mi mirada especialmente en el motivo de mis suspiros que
está al lado de mi hermano.
- Buenas tardes – responden los tres al unísono, haciéndome reír un poco
por lo sincronizados que están, dicen que eso sucede cuando pasas mucho tiempo
con alguien.
- ¿Cuál es el motivo por el que me mandaste a llamar querido hermano? –
Pregunto dirigiendo mi mirada a éste.
- Como bien sabrás estamos a punto de concretar un tratado de libre
comercio con el reino de Cottonland y quisiera que viajaras en mi lugar para ya
dejar todo eso listo.
- ¿Yo? – Pregunto un tanto desconcertado, se supone que mi hermano es el
que se encarga de estas cosas.
- Por el momento no me es posible viajar, tengo mucho trabajo que hacer,
pero el Rey Junmyeon está de acuerdo de que vayas en representación mía, pero
si no quieres hacerlo pues…
- ¡No! – Exclamo haciendo que todos se sobresalten un poco – yo iré, no
tienes que preocuparte por eso.
- De igual manera no creas que voy a enviarte solo – sonríe – Kei irá
contigo, él está al tanto del negocio y te será de mucha ayuda por si tienes alguna
duda.
- ¿En serio? – Pregunto sintiendo mi corazón saltar de alegría ante la idea
de que estaré a solas con Kei por unos días.
- Sí ¿tienes algún problema con eso?
- No, para nada – respondo con una enorme sonrisa.
- Te ves muy emocionado para tratarse de un asunto de negocios.
- Estoy feliz porque me estás confiando una tarea muy importante querido
hermano.
- Me alegra que te tomes los asuntos del reino con tanto entusiasmo – dice
sonriente.
- El reino también es mi responsabilidad, así que haré todo lo posible para
que estés orgulloso de mí – digo sintiéndome un poco más relajado pero a la vez
muy emocionado porque Kei irá conmigo - ¿Y cuándo tenemos que viajar?
- En un par de días, así que tienes tiempo suficiente para prepararte y de
terminar el informe que me debes.
- Lo tendré listo para mañana sin falta – digo con una sonrisa - ¿Necesitas
algo más?
- No, sólo era eso, puedes retirarte si lo deseas – sonríe volviendo a sus
papeles.
- Si ese es el caso entonces me retiro – digo haciendo una leve reverencia,
no sin antes sonreírle a mi adorado Kei – por favor cuida bien de mí señor Kei.
- E… Eso haré príncipe – sonríe lindamente, sonrisa a la cual correspondo con
otro y me retiro rápidamente del lugar, con mi corazón a mil por hora.
*Ryutaro*
Doy vueltas sobre mi cama, una y otra vez, inquieto por las imágenes que
dan vueltas en mi cabeza desde hacía varios días…
- El día está precioso – dijo
Kota mientras observaba el hermoso cielo azul a través de la ventana del salón
principal del castillo en donde nos encontrábamos merendando.
- Es verdad – sonreí al ver su
cálida sonrisa más que por el cielo mismo.
- ¿Quisieras salir a dar un paseo
por el jardín después de la merienda?
- Claro que me encantaría – dije con
alegría en mi voz, cada momento que pueda pasar con él es muy preciado para mí.
Luego de terminar de comer, me
aferré a su brazo fuertemente, así como desde el primer día en que nos volvimos
a ver después de tanto tiempo. Caminamos en silencio alrededor del jardín
disfrutando de la compañía del otro, del canto de las aves y del sonido de su
respiración que me hace sentir reconfortado.
- Oh Dios mío… - Susurró Kota,
deteniéndose lentamente, mirando con sorpresa hacía un lugar en específico al
cual también dirijo mi mirada por curiosidad, escondiéndome de inmediato detrás
de él, sintiendo mi rostro arder por la vergüenza de ver al señor Hikaru y el
príncipe Ryosuke besándose bajo un árbol – Es mejor que nos vayamos antes de
que nos noten – dijo Kota nuevamente en un susurro, tomando mi diestra y
dirigiéndonos rápidamente hacia el castillo.
- ¿Qué fue eso? – Pregunté
todavía desconcertado y apenado por lo que acababa de presenciar.
- No lo sé – suspiró en un
intento por relajarse ¿estaba enojado?
- ¿Te molestó verlos? – Pregunté
curioso y con un sentimiento amargo dentro de mí de pensar que él pudiera estar
celoso, aunque… ¿Debería siquiera pensar en esa posibilidad?
- ¿Molestarme? Claro que no –
sonrió - ambos son adultos, pueden hacer lo que quieran, pero en éste caso es
algo complicado.
- ¿Es por lo del compromiso?
- Exactamente, pero ya hablaré
con Hikaru al respecto – suspiró más calmado – ¿Podrías prometerme algo?
- Por supuesto.
- Por favor no le digas a nadie
lo que acabamos de ver ¿me lo prometes? – Preguntó, a lo que yo asentí un poco
nervioso ante su mirada, no estoy acostumbrado a que me mire tan fijamente,
aunque no es que me moleste.
- Lo prometo – respondo con
firmeza.
- Muchas gracias – dijo
alborotando mis cabellos suavemente.
- ¿Y ahora qué hacemos? –
Pregunté ya que nuestro paseo por el jardín se había estropeado.
- ¿Quieres que vayamos al pueblo?
- ¿No tienes trabajo por hacer? –
Pregunté un poco preocupado de pensar que él evada sus responsabilidades sólo por
estar conmigo, aunque no iba a negar que eso en parte me hacía feliz.
- No te preocupes por eso,
adelanté todo mi trabajo para poder estar disponible para ti el día de hoy.
- ¿En serio hiciste eso por mí? –
Pregunté completamente embelesado por sus palabras.
- Haría cualquier cosa por ti –
sonrió tan dulcemente, haciendo que mi corazón revoloteara de alegría,
disipando toda duda extraña que hubiese tenido minutos antes.
- Entonces vamos – sonreí
aferrándome nuevamente a su brazo como antes, siendo guiado por él hasta donde
quisiese llevarme.
Pero aunque las dudas se disiparon… Hay algo que no me deja tranquilo del
todo…
- ¿Qué se sentirá? – Pregunto a la nada, mirando al techo de mi habitación,
mientras se reproducen nuevamente en mi mente los recuerdos de ese día, pero en
vez de ser el señor Hikaru y el príncipe Ryosuke los protagonistas de esto a lo
que más bien llamaría fantasías, sólo podía pensar en ser besado por Kota.
¿El también anhelará besarme? Y si es así… ¿Por qué no lo ha hecho todavía?
- Ryu ¿ya estás despierto? – Pregunta mi madre desde afuera de mi
habitación después de dar un par de suaves golpes en la puerta.
- Sí madre, estoy despierto – digo levantándome rápidamente para abrirle la
puerta, ya que la había dejado con seguro la noche anterior.
- ¿Dormiste bien?
- Sí – sonrío - no hace mucho me
desperté.
- ¿En serio no quieres venir con nosotros?
- Muy en serio madre – digo con una sonrisa – prefiero que papá y tú pasen
un buen tiempo a solas.
- Pero tu tía Haruka en verdad ansiaba verte – dice mi madre con algo de
pesar.
- La veré en una próxima ocasión – sonrío – en verdad que ésta vez no tengo
muchas ganas de ir.
- Está bien, pero para nuestro siguiente viaje vienes con nosotros.
- Y así lo haré madre – digo dándole un fuerte abrazo.
- No olvides que pronto vendrá Kota para llevarte al castillo – dice al
separarnos.
- Justo estaba pensando en él – digo en un susurro sintiendo mis mejillas
enrojecer.
- ¿No será que la razón de no querer visitar a tu tía es por él? – Pregunta
con un destello de picardía - ¿Te hace feliz?
- Sí, mucho – sonrío avergonzado de decirle estas cosas a mi madre, aunque
realmente mi intención en estos momentos es otra.
- Me alegra escuchar eso, ambos hacen una pareja preciosa.
- ¿En verdad lo crees? – Pregunto sonriente.
- Claro que lo creo – dice acariciando mi mejilla derecha – ¿ya alistaste
tu ropa?
- Sí, anoche lo hice antes de dormir – digo señalando la maleta que está
sobre uno de los muebles de mi habitación.
- No puedo creer que ya seas un jovencito – dice mi madre mientras sostiene
mi rostro con ambas manos, mirándome tan dulcemente – recuerdo como si fuera
ayer cuando te tenía en mi vientre.
- ¿Era muy molesto ahí adentro?
- Para nada, inclusive afuera seguías siendo un bebé
tranquilo, aunque te ponías algo caprichoso cuando Kota estaba cerca.
- ¿Caprichoso? ¿Por qué? – Pregunto curioso.
- Siempre querías estar en sus brazos y era un lío
separarlos cuando él ya tenía que irse.
- ¿Y a él le molestaba?
- No, él sólo se reía enternecido – sonríe – decía que le
impresionaba que siendo un bebé tuvieras tanta fuerza.
- Que vergüenza…
- Disculpen si los interrumpo mi señora, pero el señor
Kota acaba de llegar – dice una de nuestras empleadas desde afuera de mi
habitación.
- En un momento bajamos – dice mi madre con una sonrisa -
¿podrías hacerme el favor de llevar la maleta de mi hijo al carruaje?
- Por supuesto mi señora – dice haciendo una reverencia
antes de entrar, tomando la maleta entre sus manos para finalmente salir de mi
habitación
- Muy bien, yo lo entretendré mientras te alistas –
sonríe – ha llegado más pronto de lo que especulaba.
- Es un hombre muy puntual, ha sido culpa mía no haber
estado listo.
- No te preocupes por eso – ríe – de vez en cuando está
bien hacerlos esperar un poquito.
- Pero mamá…
- Hazme caso hijo - sonríe – él no se va a molestar por
eso, confía en mí.
- Está bien, si tú lo dices – suspiro resignado, viéndola
ahora salir de mi cuarto con una amplia sonrisa, mientras que yo comienzo a
alistarme rápidamente, no quiero hacerlo esperar demasiado - ¿debería de hablar
con él sobre eso? – Pregunto al aire, volviendo los pensamientos que me
rondaban antes de que llegara mi madre - ¿Se molestará si le hablo al respecto
de eso? – Suspiro – pero si no le digo no podré saber si él también quiere –
siento mi rostro enrojecer – pero no tendría nada de malo hacerlo, de todos
modos vamos a casarnos y a tener hijos ¿no es así? - Digo totalmente apenado
por mis pensamientos, abrazando una de las almohadas de mi cama – tengo que
hacerlo, no puedo quedarme con la duda – digo con total determinación,
esperando encontrar el momento indicado para decirle.
*Kota*
- Kota querido, no te esperaba tan pronto – dice la
señora de la casa llegando a la sala en donde muy amablemente me habían hecho
pasar.
- El carruaje iba más rápido de lo normal el día de hoy –
digo con una sonrisa – es un gusto verla tan radiante como siempre mi señora.
- Muchas gracias – sonríe ampliamente.
- ¿Ryutaro no está listo todavía? – Pregunto al notar que
no está a su lado.
- En un momento baja, te pido una disculpa de antemano
que fui yo quién lo distrajo.
- No hay necesidad de disculparse, he sido yo el que ha
llegado más pronto de lo previsto.
- Por favor toma asiento querido – dice cordialmente,
haciendo caso a su petición – ¿Deseas tomar algo?
- Un café me gustaría mucho – respondo sonriente,
comenzando una plática amena entre los dos.
- Siento mucho la espera – dice Ryutaro entrando a la
sala después de un largo rato de estar hablando con su madre.
- Ryutaro – digo levantándome del mueble rápidamente,
maravillado con su presencia.
- Bueno, creo que es momento de retirarme – dice mi
suegra poniéndose de pie mientras se acomoda un poco su elegante vestido – por
favor cuida muy bien de mi pequeño.
- No tiene que preocuparse por eso mi bella señora,
Ryutaro estará en muy buenas manos.
- De eso no me cabe duda – dice sonriente - nos veremos
en unos días mi amor, por favor pórtate bien.
- Puedes confiar en eso madre – sonrío correspondiendo al
abrazo que me da, dejándonos solos en la sala después de despedirse.
- Buenos días – sonrío.
- Buenos días - responde con una tímida sonrisa.
- ¿Cómo amaneciste? – Pregunto acercándome a él para
tomar su mano, la cual ha extendido un poco hacia mí, tomándola con dulzura y
besando el dorso de ésta delicadamente.
- Muy bien ¿y tú?– Dice desviando un poco la mirada,
notándose un ligero rubor en sus mejillas.
- Excelentemente – sonrío - ¿Ya está todo listo?
- Sí, mi maleta ya debe estar en tu carruaje.
- ¿Ya desayunaste?
- No, todavía no – responde apenado.
- ¿Te parece bien si desayunamos en algún lugar agradable
antes de ir al castillo?
- Eso me encantaría – dice con una ligera sonrisa, notándolo
algo avergonzado, más de lo que lo ha estado antes ¿habrá algo que le moleste?
Luego de unos minutos llegamos a nuestro lugar favorito
para desayunar, yendo hasta la mesa más apartada del lugar por petición de
Ryutaro y al estar perfectamente acomodados le pedimos a una de las meseras lo
habitual en éste luegar, quedándonos en silencio hasta que llegó nuestro pedido,
silencio que por primera vez en mucho tiempo me pareció algo inquietante y la
actitud extraña de Ryutaro desde que nos vimos no ha ayudado en nada a que no
me comience a preocupar por si está pasando algo malo con respecto a nosotros o
quizás alguna otra cosa lo atormenta.
- Ryu ¿está todo bien?
- Sí… ¿Por qué lo preguntas? – Dice mientras toma un trozo
de pan, untándolo con algo de mermelada antes de llevarlo a su boca, todavía
evitando mi mirada.
- Es que te noto algo extraño ¿hice algo que te
incomodara?
- No, no es nada de eso – dice mirándome finalmente – es
sólo que…
- Si hay algo de lo que necesites hablar sabes que puedes
confiar en mí – sonrío - y si no quieres hacerlo, estaría bien que lo hablaras
con alguien más, pero no te quedes con eso dentro.
- Muchas gracias – sonríe dulcemente, quedándome embobado
ante lo tierno que se ve – de hecho hay algo que quiero hablar contigo…
- ¿Y de qué se trata? – Pregunto interesado, dándole mi
total atención.
- Tú y yo – suspira – vamos a casarnos ¿no es así?
- Efectivamente, pero aunque estemos comprometidos desde
tu nacimiento – suspiro pesadamente – no deseo que te sientas obligado a
hacerlo si no lo quieres.
- Pero yo si quiero casarme contigo – dice con sus
mejillas sonrojadas, haciendo que mi corazón se vuelque un poco - ¿tú no
quieres?
- Nada me haría más feliz que eso mi querido Ryutaro –
respondo sintiendo mi rostro enrojecer un poco, sirviéndome un poco de té en
una taza y beberlo para buscar relajarme.
- ¿Entonces por qué no me has besado? – Pregunta
repentinamente, haciendo que escupa lo que todavía se encontraba en mi boca.
- ¿Cómo? – Pregunto desconcertado por lo que acababa de
escuchar.
- Si somos una pareja ¿por qué no lo hemos hecho? ¿Acaso
no te gusto? – Pregunta decepcionado.
- Ryutaro no digas cosas que ni siquiera han salido de mi
boca – digo seriamente, enternecido y preocupado por lo que aqueja a mi
prometido - Ryu, yo te quiero muchísimo – digo tomando una de sus manos para
besarla con dulzura, le diría que lo amo más que a nada, pero creo que eso
sería todavía demasiado para su joven corazón – y claro que quiero besarte, es
sólo que no quiero obligarte a hacer cosas de las cuales no te sientas todavía
preparado.
- ¿Y si deseo que lo hagas? – Pregunta con su rostro tan
rojo como un tomate, con sus ojos brillantes por las lágrimas que amenazan con
salir de estos, sin duda esto va más allá de lo que quizás él pueda soportar.
- ¿Esto tiene que ver con lo que vimos hace unos días?
- Sí… - Responde avergonzado, ocultando su rostro con sus
manos.
- No te apresures por eso – digo alborotando un poco sus
cabellos, tratando de distraerlo de los pensamientos que rondan por su cabeza -
cada pareja es diferente y hay un tiempo para cada cosa.
- Pero yo quiero…
- ¿Quieres que lo haga ahora? – Pregunto, viendo cómo
éste asiente tímidamente, cerrando sus ojos con fuerza, esperando el tan
ansiado beso.
Me levanto lentamente del asiento, terminando de limpiar
con una servilleta el desastre que había hecho minutos antes, acercándome al
chico que espera expectante, todavía con sus ojos cerrados y sus labios un poco
estirados, haciéndome reír por tan adorable imagen. Tomo su rostro con suma
delicadeza, como si de una figura de porcelana se tratara, dirigiendo mis
labios a su frente, dando un suave beso sobre ésta y retirándome rápidamente,
volviendo a mi asiento ante la mirada confundida de mi prometido.
- ¿Por qué?
- Pasará cuando tenga que pasar, no antes – digo
volviendo a tomar de mi té, disfrutando de ver su rostro mucho más rojo que
antes.
CONTINUARÁ...
¡¡ESTOY SOSPECHANDO ALGO!! Veremos en los siguientes capítulos si estoy en lo correcto jajajaja
ResponderEliminarAy ya quiero saber cómo les va a ir a Dai-chan y al señor Kei en su viaje, me muero de curiosidad!!
Yabu es todo un caballero con Ryutaro, un amorcito, ojalá tener un Yabu en mi vida :3
El capítulo se me pasó volando, la verdad que lo disfruté tanto que cuando me di cuenta ya me lo había leído enterito, necesito más jajajajajaja
Holiissss qué tal.
ResponderEliminarMe muero de emoción por el siguiente capítulo, primeramente el viaje del inoodai, solo quiero saber que pasará por como va pintando la cosa Dai será el que de el primer paso \(^o^)/; por favor impriman más Yabus para todas nosotras, necesitamos a alguien como el en nuestras vidas T T.
Pd: se enteraron de que Dai se nos va a casar, el día que me enteré casi me morí de la emoción, le deseo todo lo mejor en esta nueva etapa de su vida, mi ichiban hermoso T T.
Nos leemos en el próximo capítulo, un abrazo con mucho cariño.
~Rou Chan~
Espera espera ¿Cómo van a tener familia? Es que tengo esa duda desde hace unos capítulos, tantas cosas que quiero saber!! Me encanta esta novela, no sé cuando pasó el tiempo que apenas recordé y vine, perdona el comentario tarde.
ResponderEliminarVaya que lo de Kota me saco más de un suspiro, es todo un caballero y Ryu un enano tierno, esto literal porque a Ryu hace mucho que lo veo alto como poste jsjsjs me encantó, atenta ahora sí a la próxima actualización. Un abrazo.