Aquí vuelvo con un día de retraso LOL 😂
En verdad que lamento mucho la demora, pero es que el mes anterior estuvo bastante ajetreado, además de que no me sentía como tal a al 100 para escribir 😅
Pero bueno, aquí les traigo lo más esperado por todos aquí en el Blog desde que inició el serial (?)
Espero les guste y como siempre éste fic va dedicado a mi querida amiga Mari 💗
Muchas gracias por su constante apoyo y sus lindos comentarios que leo siempre con mucho amor 💟
Tema: Father's Love
Extensión: Serial
Parejas: Varias
Autora: Akari-chan
Capítulo 53
*Yokoyama You*
- Papá apúrate que se te
va a hacer tarde para ir por Maru-chan – dice Keito entrando a mi habitación
junto con su madre que sólo sonreía de verlo tan afanado, inclusive lo está más
que yo.
- Ya voy hijo, no tienes
por qué preocuparte, voy muy bien de tiempo – digo mirando mi reloj.
- Hijo no molestes a tu
papá – dice Rika-chan con una sonrisa.
- Pero es que no quiero
que Maru-chan vaya a pensar que mi papá lo va a dejar plantado.
- A mí también me
preocupa eso, pero confiemos en que va a salir todo como se ha planeado.
- ¿Por qué desconfían
tanto de que no pueda llegar a tiempo?
- Papá, ya el auto está
listo para salir – dice Kei asomando su cabeza por la puerta.
- Gracias – sonrío
bajando junto con todos ellos a la entrada principal de la mansión en donde el
auto y el chofer me estaban esperando desde hacía rato.
- Mándale saludos de
nuestra parte a Maru-chan – dice Rika-chan muy contenta.
- Deberían de
acompañarnos al aeropuerto.
- Claro que no, no
queremos interrumpirlos durante el trayecto, ya mucho nos hemos entrometido.
- Tampoco es que nos
vayamos de luna de miel.
- Eso dices, pero yo sé muy
bien cuáles son tus verdaderas intenciones – dice riendo al verme sonrojado –
siempre quise verte de esa forma.
- No digas esas cosas –
digo apenado.
- Que les vaya muy bien
en el viaje – sonríe haciendo una pequeña reverencia – le hemos pedido a Daiki
que se quede con nosotros por estos días, no me sabe bien que se quede solo en
su casa.
- Daiki no es un bebé –
río – pero me parece bien que se quede aquí – sonrío mirando nuevamente mi
reloj – ya es hora de irme.
- Que disfrutes mucho del
viaje papá – dice Keito abrazándome fuertemente – por favor sé gentil con
Maru-chan.
- ¡Keito! – Exclamo
avergonzado.
- Que les vaya muy bien –
dice Kei reverenciándose.
- Se portan bien, no le
causen problemas a su mamá – digo apartando suavemente a Keito.
- Yo sé que no lo harán,
ya son todos unos hombrecitos – dice Rika mirándolos con ternura.
- Sí, pero todavía son
muy traviesos – río.
- Ya puedes irte, no
hagas esperar a Maru-chan.
- Gracias y feliz fin de
semana – digo reverenciándome y subiendo al auto de inmediato.
*Maruyama Ryuhei*
- Me alegra verte tan
contento papá – dice mi hijo acostado sobre mi cama, mirándome terminar de alistar
mi maleta.
- Sólo voy a acompañarlo
– digo más para mí mismo, aunque ya habíamos arreglado nuestros problemas me
daba algo de temor el pensar en que estaría solo con él, muy lejos de aquí.
- Sí claro – sonríe
levantándose y dándome un abrazo – estoy muy feliz por ambos, hacen una pareja
muy linda.
- Gracias – respondo algo
avergonzado – al parecer ya llegaron por mí – digo al escuchar el pitido de un
auto afuera.
- Date prisa, no puedes
hacer esperar a tu novio – dice mi hijo sonriente.
- No digas eso… Me
avergüenza – río apenado – te quedarás a cargo de la casa mientras no estoy
¿está claro?
- Papá respecto a eso,
voy a quedarme en casa de ellos.
- Ah, ya veo… - Suspiro –
está bien, pero no vayas a hacer desastres – río – y por favor nada de dormir
en la misma habitación con Kei.
- ¡Papá! – Exclama
sonrojado – está bien, no lo haré, te ayudo a bajar la maleta – dice tomando
ésta, así que me dispongo rápidamente a bajar para recibir al recién llegado,
deslumbrándome con su hermosa sonrisa al abrir la puerta.
- Buenos días – dice
mirándome con total alegría, cosa que hace que me emocione demasiado.
- Buenos días – respondo
sintiendo mi corazón latir rápidamente.
- ¿Ya estás listo? –
Sonríe.
- Sí – respondo sin
despegar mi vista de él.
- Que les vaya muy bien a
ambos – dice Daiki reverenciándose.
- Nos veremos en unos
días – digo dándole un abrazo y luego de despedirnos subimos al auto, directo
al aeropuerto.
*Yokoyama You*
Durante todo el viaje en
el avión me había quedado dormido, no había podido hacerlo la noche anterior ya
que tenía unos pendientes que terminar de la empresa, pero me hacía
tremendamente feliz haberlo hecho con mi cabeza apoyada en su hombro, sintiendo
de vez en cuando alguna suave caricia en mi rostro o mi cabello de parte de él.
Al llegar por fin a Osaka él me despierta con suavidad, viendo al abrir mis
ojos una amplia sonrisa adornar su rostro. Luego de salir del aeropuerto fuimos
directo al hotel en el cual había reservado una habitación para ambos, pensando
en que debí consultarle eso primero ¿y si se molesta?
- Espero no te moleste –
digo al entrar ambos al hotel.
- ¿El qué?
- Que haya reservado una
habitación para los dos – digo apenado, viendo cómo su rostro se pone tan rojo
como un tomate – si te molesta podría pedir una para mí…
- Creo que así está bien
– dice tomando uno de mis brazos, abrazándose a él – de todos modos somos
pareja ¿no es así? – Dice, sintiendo su cuerpo temblar un poco.
- Sí, por supuesto – digo
sonriente, yendo ambos a la habitación, dirigidos por uno de los botones del
hotel. Al entrar nos quedamos en silencio, mirando la enorme cama al frente de
nosotros, haciendo sentir a Maru-chan más nervioso de lo que está.
- No te alteres, no voy a
hacerte nada, a no ser que tú quieras…
- No es eso – dice dando
un suave golpe en el brazo – es que se siente un poco nostálgico el estar en
ésta ciudad contigo.
- Sólo te diré que no voy
a obligarte a nada – digo besando una de sus manos – pero si quieres, sólo
dímelo y se te concederá – sonrío apenado de decir tales cosas y puedo ver que
él también está avergonzado – pero lamentablemente tengo que dejarte, recuerda
que éste es un viaje de negocios y tengo que asistir a una reunión importante.
- Cierto – ríe
apartándose un poco de mí, todavía sonrojado.
- Si quieres puedes salir
un rato por la ciudad ¿o prefieres esperarme aquí?
- Mejor te espero aquí –
sonríe.
- Está bien, volveré
dentro de unas tres horas – digo besando por fin sus labios, no lo había hecho
ni una sola vez en todo el trayecto, siento que estoy igual o más nervioso que
él - y por favor estate listo para cuando vuelva, quiero que tengamos una cita.
- Lo estaré – sonríe - regresa
con cuidado – dice dándome otro dulce beso, me hace sentir como si estuviera
sobre una nube.
*Maruyama Ryuhei*
Después de despedirnos me
acuesto sobre la cama con mi corazón latiendo rápidamente, con mi cuerpo
todavía temblando por todo lo que estaba pasando, pero tengo que calmarme, no puedo
estarme comportando como una quinceañera, ya soy un adulto y tengo que actuar
como tal, pero de tan solo pensar en que estamos aquí, por fin los dos solos no
puedo evitar rodar por sobre la cama de la emoción que siento.
- Ya soy un adulto, ya
soy un adulto – repito para mí mismo.
Pasaron las tres horas
que había dicho Yoko que demoraría en volver y ya estaba perfectamente bañado y
vestido con uno de mis trajes favoritos, no sabía exactamente a dónde iríamos
pero quería estar lo más presentable y hermoso posible para él, tratando
también de calmar mis nervios.
- He vuelto – dice
alegremente al entrar por la puerta con un hermoso ramo de claveles blancos.
- Bienvenido – digo
tomando alegremente el ramo, dándole un beso de bienvenida.
- ¿Ya estás listo? –
Asiento alegremente – muy bien, vamos a almorzar, de seguro estás hambriento y
te he hecho esperar demasiado.
- No te preocupes –
sonrío – y gracias por las flores, están muy lindas.
- No tan bonitas como tú
– dice besando ahora mi mejilla.
- Vamos a comer – digo
cambiando de tema, si sigue así me va a dar un ataque por tanta dulzura.
- Ya vamos, pero primero
tengo que sacar algo de mi maleta.
- ¿Qué es? – Pregunto al
verlo sacar otra maleta pero más pequeña de ésta.
- Ya pronto lo verás.
Fuimos a comer pasta a un
restaurante italiano y luego de eso fuimos a caminar por la ciudad tomados de
la mano, llenándose mi mente de tantos recuerdos de hacía más de veinte años,
en las que ambos habíamos recorrido cientos de veces éstas mismas calles que
ligeramente habían cambiado. Durante el camino nos encontramos a un trompetista
que tocaba alegremente con su instrumento una animada canción, acercándonos
ambos a éste, mezclándonos entre la multitud.
- Quédate aquí – dice
Yoko de repente.
- ¿Por qué? ¿Qué vas a
hacer?
- Ya lo verás – dice
dándome un beso y luego ir a hablar con el trompetista, sacando de la maleta
que traía un objeto demasiado conocido para mí y comenzando a tocar junto con
éste una melodía mucho más romántica a mi parecer, sintiendo un agradable calor
en mi corazón. Al terminar Yoko le dio las gracias al trompetista y
reverenciándose ante los espectadores, me toma de la mano y entre aplausos nos
vamos rápidamente de ahí, sintiendo su mano fría de los nervios.
- Yoko, tú…
- Pensaba en mostrártelo
en otro momento, pero no quise desaprovechar la oportunidad.
- Eso fue muy lindo –
digo haciendo que nos detengamos, respirando agitados de caminar tan rápido –
no pensé que en verdad habías aprendido a tocarla y sobre todo que todavía
tengas la que escogí para ti.
- Es mi tesoro más
preciado, creo que ha sido la única promesa que pude mantener en todo éste
tiempo.
- Yoko… - Sonrío
totalmente cautivado por sus palabras – estoy orgulloso de ti – digo abrazándolo
fuertemente, saliendo sin querer algunas cuantas lágrimas de mis ojos.
- No llores, no es para
tanto – dice acariciando mi espalda – todas las veces en las que practicaba en
lo único que podía pensar era en ti y que me digas eso me hace enormemente
feliz.
- ¿Y en qué momento me
ibas a mostrar tu nuevo talento? – Pregunto apartándome un poco de él,
limpiándome las lágrimas para mirarlo de frente.
- ¿Quieres que vayamos
allá ahora? – Me responde con otra pregunta a lo que yo asiento gustoso.
Comenzamos a caminar
nuevamente, siguiendo un camino que a cada paso que daba se me hacía más
familiar, sintiendo una tensión en mi cuerpo al estar en aquel lugar de nuevo,
en aquel solitario parque en el que siempre nos encontrábamos, recordando toda
la tristeza que había sentido en ese entonces.
*Yokoyama You*
- ¿Por qué estamos aquí?
– Pregunta Maru-chan con voz temerosa.
- ¿Recuerdas que aquella
vez te invité aquí porque tenía que decirte algo importante? – Digo tomando
suavemente sus manos.
- No es necesario que me
lo recuerdes… - Susurra bajito.
- La verdad es que nunca
se me pasó por la cabeza que aquel día te diría esas cosas tan horribles y
siempre me voy a odiar por eso, por no haber defendido nuestro amor cómo se
debía – digo comenzando a arrodillarme en frente de él, al mismo tiempo que sus
lágrimas vuelven a salir de sus preciosos ojos, haciéndome sentir miserable por
todo lo que había pasado tantos años atrás – Pero en estos momentos quiero que
todo sea diferente, que volvamos a comenzar en el mismo punto en el que
nuestros caminos tomaron rumbos diferentes – digo al mismo tiempo que saco
aquella cajita del bolsillo de mi pantalón, aquella que guardaba con tanto
recelo desde aquella vez.
- Yoko… ¿Tú? – Me mira
sorprendido, pero aún con sus lágrimas mojando su rostro.
- Lo que en verdad
anhelaba esa vez era decirte esto – digo mientras abro la cajita, dejando a su
vista el precioso anillo que se resguardaba en ella - ¿Quieres casarte conmigo?
– Digo mirándolo fijamente, con mis manos sudando producto de los nervios.
- ¿Lo dices en serio? ¿Te
quieres casar conmigo? – Pregunta todavía incrédulo ante mis palabras.
- Estoy tan decidido
ahora cómo hace más de veinte años – sonrío - ¿aceptas mi humilde proposición?
– Pregunto sin apartar mis ojos de él, viendo que se asoma una cálida sonrisa
en su rostro.
- Acepto casarme contigo–
dice firmemente, secándose de una vez por todas aquellas lágrimas y tomando mi
rostro para besarme con cariño. Correspondo al beso de la misma manera,
poniéndome a su altura mientras rodeo su cintura con mis brazos.
- Ya no puedo esperar
para ser por fin tu esposo – digo besando su rostro dulcemente, apegándolo más
a mi cuerpo. Me siento tan dichoso.
- Yo tampoco – dice
alegremente – aunque…
- ¿Aunque?
- No, nada – ríe negando
con su cabeza.
- ¿Piensas que deberíamos
casarnos de una vez? – Pregunto viendo su rostro enrojecer, confirmando así que
eso justo pasaba por su mente.
- ¿No crees que es muy
apresurado?
- Llevo más de veinte
años esperando éste momento, creo que ya no hay por qué esperar más.
- Pero… ¿Los anillos?
¿Los testigos?
- Por los anillos no te preocupes,
podemos comprarlos ahora y sobre los testigos, adivina quién está por acá…
*Maruyama Ryuhei*
Jamás en mi vida llegué a
imaginar que mi boda con Yoko sería de ésta manera tan sencilla, pero lejos de
disgustarme estaba plenamente encantado. Habíamos comprado los anillos en la
joyería que encontramos más cercana, grabando en el de cada uno el nombre del
contrario y sobre los testigos, Aiba-san y su novio Sakurai-san estaban por
aquí visitando a los padres del primero, quienes gustosos aceptaron la propuesta
de ser nuestros testigos y nos encontrábamos ahora en una oficina de registro,
esperando a que llegue el juez para que inicie la ceremonia.
- Maru-chan no pensé que
esto fuera a suceder tan de repente – dice Aiba-san mientras me abraza – apenas
Yoko-chan me lo dijo me vine corriendo para acá, estoy tan feliz por ambos.
- Gracias – digo
correspondiendo a su abrazo.
Después de unos minutos
llegó el juez, entrando todos a una pequeña sala en la que se encontraban sobre
un escritorio los documentos que debíamos de firmar para oficializar nuestra
unión. Aunque fuera una ceremonia civil podía sentir cierta calidez en el
recinto, sobre todo la de la mano de Yoko que en ningún momento se separó de la
mía, entrelazadas ambas como si fueran una sola, sólo separándolas en el
momento de firmar los documentos para posteriormente besarnos, sellando por fin
nuestra unión.
Al terminar la ceremonia
fuimos invitados a cenar por nuestros testigos, disfrutando de una linda noche
junto con ellos, que no paraban de decir lo muy orgullosos que estaban de
nosotros y que nos deseaban lo mejor en nuestra nueva vida de casados, hasta
que finalmente nos despedimos de ellos, pidiéndole encarecidamente a Aiba que
no le dijera nada de esto a nuestra familia en Tokyo, para luego volver a la
habitación del hotel en el que nos estábamos hospedando, había sido un día
lleno de demasiadas emociones y lo único que quería ahora era estar con mi
ahora esposo.
- Deberíamos entrar a
nuestra habitación así como los recién casados en las películas – dice Yoko al
llegar al frente de ésta.
- No creo que sea
necesario – digo avergonzado de que alguien nos pudiera ver.
- Pero quiero hacerlo –
dice haciendo un puchero, cosa que me causa mucha gracia, así que acepto ante
su petición y sin titubear siquiera me carga entre sus brazos, pero con cierta
dificultad para abrir la puerta.
- Creo que debimos de
abrir la puerta primero.
- Yo puedo – dice serio,
abriéndola después de un rato y cerrándola al estar ya dentro de la habitación,
caminando lentamente hacía la cama y acostándome en ésta con delicadeza.
*Yokoyama You*
Me acuesto entre sus
piernas, quedándome largo tiempo contemplando su rostro ruborizado, acariciando
sus mejillas, su frente, su nariz, cerciorándome de que esto no se tratara de
un sueño y comenzando a besar delicadamente sus labios haciendo de éste beso
uno cada vez más profundo, entrelazando nuestras lenguas en un dulce baile.
- Yoko… - Susurra al
terminar el beso por falta de aire.
- ¿Sí? – Pregunto
llevando mis labios a su cuello, disfrutando al mismo tiempo de su aroma.
- Ya ha pasado mucho
tiempo desde que tú y yo…
- ¿Hicimos el amor? –
Digo apartándome un poco para mirarlo.
- Sí – responde desviando
la mirada sonrojado.
- Es como si fueras
virgen nuevamente – río ante mi comentario recibiendo un suave golpe en mi
hombro – no te preocupes, seré lo más cuidadoso posible – digo llevando
nuevamente mis labios a su cuello, dando suaves mordidas sobre éste, sacándole
suaves jadeos.
Comienzo a desvestirlo
lentamente, rozando con mis manos la piel que queda al descubierto, bajando mis
besos hacia su pecho, lamiendo sus tetillas una a una, sintiendo su cuerpo
estremecerse ante eso. Le quito finalmente toda la ropa de la parte superior,
dejando su torso desnudo, disfrutando de verlo nuevamente sólo para mí.
- No te quedes mirando –
dice avergonzado, tratando de cubrir con sus brazos aquella parte descubierta.
- ¿Qué tiene de malo?
Eres precioso – digo sonriente, apartando los brazos de su pecho.
- Pero estoy gordo – dice
tapándose ahora el rostro por la vergüenza – hasta tengo algo de panza.
- A mí me resulta
preciosa – digo acariciándola suavemente, haciéndole cosquillas.
- Sólo lo dices para no
hacerme sentirme mal.
- Así estés arrugado como
una pasa me vas a seguir pareciendo lo más hermoso – digo volviendo a mi labor
de desnudarlo – puedo asegurarte que me gusta más tu cuerpo de ahora, se ve que
hay mucho más de dónde agarrar – digo recibiendo un almohadazo de su parte.
- ¡No digas cosas tan
vergonzosas!
- Te las seguiré diciendo
hasta que comprendas que así eres sexy – digo robándole un beso, procediendo a
quitar mi ropa por completo, quedando en igualdad de condiciones.
*Maruyama Ryuhei*
Mi corazón vuelve a
agitarse al verlo desnudo después de tanto tiempo, su cuerpo se ve mucho más
trabajado e inclusive tiene el abdomen marcado, cosa que me hace avergonzar más
de mi cuerpo.
- Verte así me hace
sentir más gordo…
- Para mí eres perfecto –
dice volviendo a su posición inicial, besándome fogosamente en los labios,
mientras recorre con sus manos todo mi cuerpo, moviendo sus caderas provocando
un placentero roce entre nuestros miembros, que a cada momento se intensifica
más - Yo te amo tal y como eres y nunca dejaré de hacerlo así que disfrutemos
de nuestra noche de bodas y de nuestra nueva vida juntos – dice sonriente,
intensificando más los besos y las caricias en mi cuerpo, dejándome llevar al
fin por las enormes ganas que tengo de estar con él.
- Yo también te amo… -
digo entre jadeos, llevando mis manos hacia su espalda, bajando lentamente
hasta llegar a sus nalgas que hacía tanto tiempo quería volver a tener entre
mis manos, apretándolas un poco.
De un momento a otro Yoko
comienza a bajar sus labios por mi torso hasta llegar finalmente a mi miembro,
comenzando a lamerlo lentamente, haciéndome recordar aquella vez que me hizo
una felación en plena sala de mi casa, excitándome más de tan solo pensarlo.
Muevo mi cadera un poco, insinuándole que quiero estar dentro de su boca y él
con una lasciva sonrisa hace caso a lo que le pido, jadeando fuertemente al
sentir mi miembro apresado en su cavidad bucal, succionando fuertemente desde
el principio hasta lograr que me corra en su interior.
- Te amo… te amo… - Dice
jadeante, notando que se había corrido en su mano, pero no tuve tiempo para
protestar del por qué lo había hecho solo ya que volvió a besarme introduciendo
lentamente uno de sus dedos húmedos de su semen en mi entrada, sintiendo un
poco de dolor al tenerlo dentro, pero nada que no pudiera soportar.
Cambiamos de posiciones
quedando yo arriba, sintiendo todavía el dedo de mi ahora esposo explorando mi
interior, moviendo un poco mi cadera al ritmo de éste, mientras recorro con mis
manos el torso de mi amado, apretando sus tetillas hasta endurecerlas y luego
lamerlas un poco. Yoko se sienta sobre la cama, adentrando un segundo y luego
un tercer dedo en mi interior, haciéndome jadear y brincar de lo bien que se
sienten sus largos dedos en él.
- Yo… Yoko… Por favor…
Ya…- Jadeo desesperadamente, besando nuevamente sus labios sintiendo sin aviso
alguno su miembro en lugar de sus dedos en mi interior, dejándome caer sobre
éste, sintiéndome adolorido por tan repentina intromisión, escapándose algunas
lágrimas de mis ojos, las cuales Yoko besa con infinita ternura, acariciando mi
espalda y susurrándome palabras bonitas para que me distraiga del dolor,
logrando después que comience a moverme rápidamente sobre ese miembro que añoraba
volver a tener en mi interior.
*Yokoyama You*
El tener a Maru-chan
saltando sobre mi miembro se me hace una escena magnífica y que aún para mí parece
increíble que esto esté pasando ¿cuántas veces no había soñado con éste
momento? Y ahora que se hace por fin realidad todavía me es difícil de creer.
Llevo mis manos hacia sus
caderas, ayudándole a subir y bajar sobre mi miembro, sintiendo su entrada
contraerse a cada estocada, mordiendo a cada beso mi labio inferior,
completamente extasiado. Sin salir de él lo acuesto nuevamente sobre la cama,
controlando ahora las embestidas, acariciando cada rincón de su cuerpo con mis
manos, grabando nuevamente en ellas la suavidad de su piel, que a pesar de los
años sigue teniendo esa misma sensación que tanto recordaba.
Doy una última embestida antes
de correrme en su interior, sintiendo su cuerpo estremecerse al correrse entre
nuestros cuerpos. Nos volvemos a besar pausadamente, todavía jadeantes por lo
ocurrido segundos antes, completamente felices de por fin estar juntos, el
destino había sido tan cruel de separarnos, pero nuevamente después de tantos
años nos juntaba y ésta vez para siempre.
CONTINUARÁ...
Si pudiera resumir el capítulo, sería magnífico.
ResponderEliminarEstá pareja me encanta, aunque pasaron por tantas cosas, finalmente pueden amarse como debió ser.
El capítulo quedó excelente, espero leer más pronto!
Estaré al pendiente.